Cuatro cocineros son desafiados por los alimentos que se rebelan contra ellos. Éstos, no paran de causar problemas y anécdotas graciosas como única manera de llamar la atención y exigir un trato igual para todos. Se rebelan porque consideran que a la hora de cocinar y de comer, siempre elegimos lo mismo, y nos olvidamos de muchos de ellos.

De esta manera también se le introduce al niño la idea de no rechazar los diversos alimentos, sobre todo las frutas y verduras, mostrándolas como grandes aliadas de la salud y como alimentos divertidos por sus tan variados colores y sabores.

Los cuatro cocineros muestran además personalidades heterogéneas y experiencias distintas que enriquecen el relato y lo hacen divertido. No falta el héroe, la sabelotodo, el que siempre ve el vaso medio vacío, la ingenua y distraída, y entre todos ellos, se evoca la amistad y una pequeña historia de amor.

Todos estos ingredientes se combinan para hacer de Rebelión en la cocina una receta única: una obra diferente, ágil, divertida, donde sólo hay sitio para cantar, bailar jugar y reírse sin parar.