En 1953 con motivo de la coronación de la reina de Inglaterra, Isabel II, Terence Rattigan escribió esta obra de teatro que se convertiría en uno de los textos más celebres dentro de la trayectoria del dramaturgo británico. Rattigan, en el Principe y la Corista, traza el retrato de un padre despótico que escatima el amor a su hijo en el contexto de un relevo generacional al que el poder se resiste.